Un amor de verano, algo bonito, pero de esas historias que se acaban y no tienen un por qué, así empezó esta historia con ahora sí, final feliz.

Tras diez años sin verse, a Cristina y Pedro les volvió a unir una Feria de Mayo de 2010, algo diferente, maravilloso, maduro, el destino quiso que fuese así. A los 9 meses de relación decidieron irse a vivir juntos, y la convivencia lo mejoró todo aún más. Durante este periodo llegó a sus vidas el pequeño Pedro que les aportó más ilusión a su relación y ese impetú a seguir hacia delante para más tarde forjarlo con su boda.

Cristina es una chica apasionada de la moda, que revisa a diario blogs, videos y fotos relacionados con las últimas tendencias. Por lo que para su vestido tenía que llevar algo único y especial, para ello optó por un vestido de crepe con pedrería de cristal transparente colocada en imitación de destellos, diseñado por su mejor amiga Maria de Gracia (una joven promesa del diseño).

Para el lugar de la ceremonia contó con un sitio con mucho encanto como es el Parador Nacional de Carmona y Álcazar del Rey Don Pedro I, un bello Alcázar Árabe del S.XIV, situado en el punto más alto de la localidad sevillana.

La celebración se desarrolló en el mismo Parador, un cóctel informal, dónde todos los invitados pudieron alternar desde el primer momento entre ellos, fué muy dinámico sin grandes parones entre platos, hubo degustación de todo tipo de manjares para todos los gustos, dónde no faltó ni un detalle.

Después del cóctel pasamos a las copas, dónde tenian preparado un baile muy divertido, al que sus amigos y familiares se unieron sin descanso.

Os dejo un resumen de esta maravillosa boda.